Es el final de la reflexión que proponía días atrás, donde advertía que en el judo, el aprendizaje y la practica estaba totalmente en manos de entrenadores, seudoentrenadores y preparadores, que ya se encargarían los seleccionadores de administrar justicia y seleccionar a los más idóneos para cada ocasión. No nos debemos confundir, los más idóneos no son los que cumplen los requisitos exigidos, ni los que por propios méritos se lo ganan. Si hay que buscar algún motivo para no seguir las normas y utilizar el dedo, aunque sea desprendiéndose de la mano izquierda, repito, aunque el motivo sea una chiquillada pues se busca.
Que el chandal de la selección te produce salpullido, No pasa nada.
Que te integras en el equipo menos que el aceite en el agua. No pasa nada.
Que lo del peso estipulado en concentraciones te lo pasas por el arco de tus caprichos. No pasa nada.
Que hay otra delante en puntuación y además te ha vencido. No pasa nada
Que no cumples ninguno de los requisitos. Te queremos ver. No pasa nada
Pero, ¿que no has dormido en la habitación ó has formado un barullo de maletas?. Te vas a enterar, castigado sin competiciones y aunque debes ir por méritos, saco mi dedo a pasear y te designo (pinto pinto gorgorito) a tí; tú vas ; si que para esos soy de los que dan la talla (hay dos versiones sobre no dar la talla , la primera dicen que se asignaba al recluta que no era admitido en el ejercito por falta de estatura adecuada y la segunda dicen que corresponde a los que eran considerados maestros en tallar diamantes y piedras preciosas y que con la mejor joya, la pifiaban). Yo creo que es lo contrario, les damos diamantes en bruto y sencillamente no dan con la talla correcta y devuelven el diamante en malas condiciones. En algunos casos el maestro tallador local logra recomponerlo,aunque el tiempo y la forma ya no serán lo mismo, y en otros
casos los dejan como abrasivo para lija. Se pierde por culpa de un mal tallaje.
Una parte de la obra dadadista del mes de agosto trata de la desproporción cuando no se cuidan las formas. Un tremendo y desproporcionado dedo destaca por su uso, mientras que del restos de los dedos crecen como algas, manos izquierdas que no se utilizan ni se saben utilizar
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