lunes, 25 de mayo de 2009

A LO QUE VAMOS

Ya comentaré sobre el aprendizaje intensivo que tuve sobre los entrenadores el día 23 desde mi asiento, que a priori cuando me senté a las ocho y media de la mañana vi como un lugar ideal para visionar los combates y a la vez poder tomar fotos, sin caer en la cuenta que era tan ideal que también lo vieron así más de diez entrenadores-as de distintas comunidades, que, conforme a las nuevas normas, al no poder acercarse al tatami para poder dirigir a sus judokas se situaron delante de mi asiento ideal. Saben que en cosas soy primerizo, pero pienso que si la norma de alejar a los entrenadores buscaba más la concentración del deportista, tengo mis dudas sobre el resultado ya que , además de cabrear al personal(en los entrenadores), resulta mucho más molesto para el público, que observa incrédulo como le tapan la visión, además de quedarse sordo con los gritos de la mayoría de los preparadores, que acostumbrados a dirigir a voces (pero menores) al esta situados en la esquina del tatami, tratan de hacerse entender igual, pero de 10 a 20 metros más atrás, con la subida de tono que tienen que hacer. Tendrían que valorar las ventajas de la medida, para evitar incluso que el público sea considerado un enemigo de los entrenadores y a la inversa.

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