miércoles, 30 de mayo de 2012

Sigo acumulando datos sobre el funcionamiento del judo periférico en La Rioja. He llegado a varias conclusiones y una de ellas es que no que está tan mal visto el judo apócrifo, que no pasa por la federación, cuando los campeonatos que organizan no tienen nada que envidiar e incluso superan a los oficiales. He conocido datos de judocas que alternan la competición de las dos federaciones. No he asistido a ningún evento seudo oficial, pero si puedo y soy invitado lo haré. Para los que creen en los idilios solo decirles que si entran en yudiario blogspot.com verán que hay vida fuera de la propaganda y en Fuenmayor cuentan con el apoyo del propio ayuntamiento.
No soy riojano, soy castellano y por mi parentela íntimamente ligado a La Rioja y a Valencia, puedo presumir de mundano. Vivo en Logroño porque me gusta, compartí forofismo en el fútbol entre el Logroñes y el Real Madrid, por este orden y me tira Madrid, aunque reconozco que cuando la visito me siento un poco paleto.
De La  Rioja hay pueblos y ciudades que son la envidia de mis hermanos por la conjunción de futuro, presente y ambiente.

Hoy se me ocurre que puedo hablar de cuatro localidades que conozco y que hacen que fuera de la comunidad se valore a esta tierra mejor que desde dentro.

Haro.- Ciudad de la que me gusta todo, hasta mi señora. Creo que ya he comentado en alguna ocasión que de no vivir en Logroño es el sitio ideal para morar. Tienen de todo, desde lo más clásico con clase (vinos, edificios, ambiente, ciudadanos), vamos que no son dolmenes, hasta lo más progre. Los vascos y los que no somos riojanos adoramos a Haro.

Rivas de Tereso.- Pedanía, aldea ó barrio perteneciente a San Vicente de la Sonsierra. Tiene un sorprendente eremitorio y un restaurante donde en días de primavera te puedes sentir trasladado en el tiempo mirndo a la sierra. Imborrable la procesión de los picados y la manera de reventar las ampollas con sangre. Está claro que me acerqué por curiosidad al ser el único punto de España con el raro nombre de Tereso, como el mío.

San Asensio.- de donde era originario mi suegro, del que he oído multitud de historias del siglo pasado y donde están la raíces de mi parentela riojana muy entroncada con la vasca.
Cerca de San Asensio merece la pena una parada en Torremontalvo corazón de la tierra de los vinos.



Alberite.- Pueblo cercano a Logroño con nada que destacar en cuanto a sus construcciones y en el que hace treinta años una parte de sus habitantes de mostraban como seres únicos dentro de La Rioja. Toñi, conservadora hasta la médula y que se guiaba más por las leyes de Dios y la Iglesia que por las existentes. Merche, dinámica y risueña con una tremenda vitalidad. Ana recia en sus planteamientos, acudí a su boda y la celebración en el pueblo representó una jornada inolvidable para mí. Consuelo, trabajadora y encantadora y es a la que he visto más recientemente en Logroño. Pedro Vivanco que vivía en un chalet a las afueras del pueblo, entonces hijo y hoy padre de la dinastía Vivanco; conocí a sus padres y recuerdo a su madre en el despacho de vinos de Logroño, con una apariencia y un saber estar muy adelantado a su entorno; gran trabajador y gran compositor de la melodía del vino en sus bodegas, por aquel entonces en Alberite y Villamediana; gran amigo al que he seguido en la distancia y no he vuelto a ver.
Recuerdo que a las por entonces chavalas las picaba si las decía que el único Alberite que conocía era el de San Juan en Zaragoza. Gente noble y dedicada la que conocí entonces.

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