Regresamos de Salamanca donde hemos pasado unos días pletóricos y el tiempo te transporta y como una gran tramoya, el paisaje influye de manera eficaz. Hasta las fachadas de los edificios construidos con esa piedra tan característica que durante siglos ha sido extraída de la localidad cercana de Villamayor, hace del lugar un sitio único e inigualable. Curiosear por delante de la catedral, con su astronauta empotrado en la fachada. Observar la estatua del Lazarillo de Tormes. Visitar la Casa de las Conchas. Admirar las iglesias en un estado de conservación envidiables y sus característicos campanarios del medioevo con sus enormes bronces colgados en los arcos de una única pared. Buscar en la fachada plateresca de la Universidad a la rana que posa encima de una calavera afanándose en ser el primero de cada grupo en verla, porque según la leyenda le suerte al más rápido. Pasear de noche en el huerto de Calixto y Melibea, donde entre luces de focos y sombras de la vegetación infinidad de parejas se hacen arrumacos y cierran candados en torno a la estructura del pozo. Ver la Plaza Mayor donde se junta todo lo cosmopolita del mundo en torno a las terrazas con grandes pantallas de TV debajo de los arcos de los soportales, mezclándose figuras árabes vestidas de riguroso negro donde solo se puede observar los profundos ojos; siento curiosidad por como podrán beber y quedo defraudado (con pajita debajo del tupido velo); infinidad de estudiantes sentados sobre el húmedo suelo ríen y alborotan.
Veo unos folletos turísticos y comprendo porqué Salamanca (incluida la provincia como Ciudad Rodrigo, La Alberca, Bejar, etc.) siguen atrayendo a miles de personas desde hace siglos; los salmantinos enseñan su patrimonio, que lo que tienen y que no es poco, lo cuidan y promocionan. Siguen en su sitio.
No tengo por menos que ver la evolución de Logroño que en los años 80 era el foco de atracción de todos los riojanos, navarros y alaveses, que a mediados de los noventa fue declarada primera ciudad comercial de España y que en la actualidad con el museo cerrado y en una campaña absurda de promoción de los vino-turistas que ya pueden pernoctar incluso sin pisar Logroño, con un abandono al comercio del centro de ciudad y con la pérdida de condición de ciudad de avituallamiento, se pasan meses para que un calagurritano, arnedano, jarrero, vianés, etc. pise Logroño, cuando antes lo hacían semanalmente.
Para los que penséis prosperar en esto del JUDO y sois cinturón negro, podéis haceros un currículo real, entrar en la web de la federación española de judo ó en la de la federación de Castilla y León y leed con atención la circular 132; se convocan cursos para conseguir titulaciones federativas de ayudantes técnicos deportivos, de monitores–instructores de judo y de profesores entrenadores regionales de judo.
Son titulaciones que se consiguen oficialmente, que cuestan su esfuerzo y su dinerillo, pero que acreditan para dar clases con todas las consecuencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario