lunes, 17 de agosto de 2009

Judokas que dejan huella.- OTARI LA GRAN PROMESA GEORGIANA


JUDOKAS QUE DEJAN HUELLA – EL GRAN OTARI

A lo largo de estos años sin duda hay judokas que dejan huella. Algunos por su temprano abandono, nueve diez años, cuando lo que ha sido un entretenimiento ó distracción, se convierte para el niño en competición, es el caso del zurdo ( nunca supe su nombre) un riojano que despuntaba por su flexibilidad y por su concentración. Un poco mayor recuerdo a Carmen que parecía muy involucrada con el judo, pero que asistió al torneo internacional de Eibar y abandonó el judo inmediatamente después. No se lo que le ocurriría.

De todos es fácil destacar a un georgiano llegado a Logroño con nueve-diez años. Otari (el apellido realmente no lo recuerdo, solo que era más difícil de pronunciar y más largo que el de los vascos).No debía haber practicado judo federado porque empezó con los obis bajos. Empezó a destacar porque era de los pocos que las clases se las tomaba demasiado en serio para la edad. A él lo unico que le interesaba era competir, aunque fuese en randoris; ukemis, ejercicios, hasta en jugar al pañuelo luchaba por ganar. En los comienzos su técnica no era ni mucho menos depurada, siempre iba a por la pierna para derribar.

Creo que los dos primeros años no participó en el campeonato de la Rioja (sería que tenía alguna incompatibilidad). Cayó (es una forma de expresión) en Logroño, como podía haber aterrizado en Madrid (mejor le hubiera ido en todos los terrenos) ; se hubiese evitado las lagas esperas en los pasillos del Sagasta, para recibir reprimendas constantes, aunque yo lo entiendo, el chaval se siente georgiano y le quieren implantar la cultura riojana y él no está por la labor, como no lo estarían por ejemplo los niños de la guerra en Rusia.Con once ó doce años aparece en la escena de judo, coincidiendo con su pase al grupo de infantiles avanzados, cadetes, junior y senior ( con otro entrenador de menor entidad ) su padre, primero sentado como observador y más tarde participando enfundado con su judogi y su obi negro, el padre se dedica prácticamente en exclusiva, con excepción de tres ó cuatro judokas, a la enseñanza y a la práctica con su hijo, creando una clase dentro de la clase. Que conste que yo no lo critico, que para mí es digno de admiración el seguidismo que hace Otari de las instrucciones de su padre, siempre en georgiano, a la que sigue el chaval de manera casi fervorosa - vamos a pie juntillas -.

Empiezan las competiciones, no muchas en La Rioja, no crean; juegos escolares y campeonato de La Rioja, alternando con alguna salida a poblaciones cercanas como Vitoria. En el rincón no está el entrenador oficial, está permanentemente su padre que en su idioma le da instrucciones constantes que Otari trata de seguir al pie de la letra, con excelentes resultados. En Vitoria consigue la medalla de oro por encima de excelentes competidores.

Es un diamante en bruto, pero su padre tienen claro que el único que le talla es él.

Hay entrenadores y gente que no comparte el criterio de la "manu militari" del padre, pero yo conviví varias horas en la pista de hielo de Vitoria y entre futbolín y cerveza vi que existía una complicidad mayor que la que aquí entendemos entre un padre y un hijo (eran amigos).

Campeonato de La Rioja, campeón por delante (no se si llegaron a ser amigos, aunque en el gimnasio siempre estaban juntos) de José Luis; su padre le ha asesorado en el banquillo, ante el recelo de los entrenadores de otros gimnasios de La Rioja.

No se si cumplía con todos los requisitos para participar en el campeonato de España por comunidades ó le colaron por una puerta entreabierta, pero el caso es que fue a competir representando a La Rioja hasta Asturias. Hizo como era de esperar muy buen papel, conquistando la medalla de bronce..

En el gimnasio su padre empezaba a tener más ascendencia con algunos judokas que el propio entrenador oficial, fundamentalemnte entre el genero masculino y nulo en el femenino.

Padre e hijo, con una dedicación exclusiva, asisten a torneos nacionales e internacionales, me imagino con toda la documentación en regla. Yo lo veo muy claro, los dos quieren los mejores éxitos, pero no para la Rioja (aunque sea tierra de acogida) si no para ellos como georgianos.

Llega el año de la catapulta, después de seguir cosechando éxitos, gana la medalla (creo que de oro) en el campeonato de España por comunidades. Recepciones del gobierno regional, festivales, agasajos y premios. Es tratado como riojano y él se pregunta porqué.

Comienza una nueva temporada sin que Otari aparezca por el gimnasio. Todos se preguntan si habrá regresado a Georgia, como a dado a entender en algunas ocasiones. Mes de diciembre campeonato de La Rioja, SORPRESA, se presenta Otari acompañado de su padre, pero integrando el equipo del club de judo rival, con los que las relaciones son de todo menos de amistad. Todo lo que habían sido facilidades para ambos, se convierten en dificultades. El padre no accede al rincón. No se cruzan ni el saludo. Otari no defrauda, se proclama campeón en su categoría y por lo tanto, aunque a alguno le produzca retortijones, queda clasificado para el siguiente campeonato de España. El antiguo gimnasio es un rumiar de dientes. No se entiende a que se debe el transfuguismo georgiano.

Campeonato en San Javier, Otari, cuando no está su padre presente se comporta más comunicativo y se arrima más al resto de los críos riojanos que forman la expedición, el grueso son del gimnasio abandonado.

Su soledad llega cuando participa y no cuenta con nadie de su edad que le de un poco de aliento; además parece que llega con décimas de fiebre. Pierde la final y cuando va a recoger la medalla ocurre un hecho muy curioso que demuestra que a pesar de cómo lo quieran etiquetar él es georgiano y se siente georgiano. Se presenta con la parte superior de un chándal negro (no el del gobierno riojano por supuesto) y cuando una judoka le entrega la bandera para que se arrope con ella en el podiúm, la deja caer porque no la quiere.

Otra temporada, noviembre, no se las circunstancias pero el caso es que Otari vuelve a gimnasio que le vio crecer y pelillos a la mar. Solo ha cambiado de manera visible una circunstancia, su padre ya no se enfunda el judogi y vuelve a dirigir en asistencias cada vez más espaciadas, desde el asiento. Otari recupera la sonrisa y se somete al duro entrenamiento que le somete su padre después de la paliza del judo, subiéndose a la cuerda y trabajando con aparatos. En alguna acasion les han visto a los dos solos haciendo carreras en la salida de Logroño, a las siete de la mañana.

Campeonato de España en Torre Pacheco. Los padres de Otari esperan una hora antes de que abran el pabellón, han llegado en coche para seguir a su hijo. Después del pesaje, que pasa raspado y después de hacer carreras, su madre le entrega una bolsa con comida. Otari se va a un extremo de las destartalada grada e ingiere parte del condumio. Dos horas después llega la competición y su padre, yo no entendía como se las apañaba, se coloca en el rincón. El judoka no se encuentra bien ¿tendrá algún corte de digestión?, no reacciona ante el tumulto de frases en georgiano que le lanza su padre y pierde. Aquí el grado de intensidad por el judo de esta familia georgiana, cuando el crio abandona el tatamí es insultado, apabullado y empujado por el padre, que no le pregunta ni como está. Le deja sentado en el suelo, hundido, conteniendo las lágrimas y mirándose los pies. Cuando ya no lo esperan se produce una repesca y habría que ver a Otarí en el gesto que le hace a su padre cuando gana la contienda.

Regresa a Logroño solo, el padre se queda en el Levante por motivos de trabajo. Si lugar a dudas los entrenos de Otari sin la presencia de su padre resultan más suaves y también más llevaderos en el sentido de que habla mucho más con los compañeros; está más relajado.

Torneo de San Fermín, tras reñida competencia queda medalla de plata. Al lado del tatami coge el móvil y llama a su padre. Está claro que le sigue dirigiendo y muy bien desde la distancia.

Nueva temporada, septiembre, integra un grupo de 6 judokas, tres y tres, que se desplaza a Daimiel a participar en el Torneo internacional. Es uno más de los riojanos (aunque el corazón, que esta muy bien, sea georgiano). El y una chavala llegan a la final y como ejemplo de integración y debido a las instrucciones erróneas que han recibido uno tiene judogui azul y la otra blanco. Se los intercambian rápidamente, porque coinciden que les ha tocado justo al contrario. Los dos consiguen medalla de oro, otras dos de plata y una de bronce.

Octubre, se celebra en Adarraga ( San Millán) una concentración de judokas riojanos para escuchar las nuevas normas que ha publicado la federación internacional de judo. La jornada se celebra con un fuerte entrenamiento y randoris. Es en la última ocasión en la que veo a Otari, sin duda una gran promesa del judo GEORGIANO.

Diciembre, se celebra el campeonato de La Rioja , que no sirve de clasificación para el campeonato de España de comunidades. ¿será porque no está Otari?. Por cierto en otra categoría aparece por primera vez en competición otro georgiano, Besós, excelente judoka y que gana en la categoría más competida.

Llega la primavera y, se celebra un torneo de clasificación para el campeonato de España por comunidades. Hay rumores que apuntan que Otari, que ha contactado con varios de sus compañeros por internet desde Georgia, donde dice que se encuentra muy a gusto y entrenando diariamente, va a volver a España. No quieren entender.Por si acaso dejan libre la categoría de Otari, desplazando a algunos judokas hacia otros pesos. Concluye la competición con un vacío en esa categoría, porque Otari no se ha presentado.

Campeonato de España de Alicante, Los ilusionados seguidores se quedan con un palmo de narices, Otari no se ha presentado. ¿pero no lo sabían ya? El equipo riojano llega con un componente menos porque no se ha cubierto la reserva de plaza.

Cuando he visto documentación y videos de campeonatos europeos de cadetes, siempre he buscado con ilusión el nombre de Otari en Georgia, hasta ahora no he tenido resultados satisfactorios, pero no decaigo cualquier día veré la competición de un muy buen judoka GEORGIANO que alguno, por su interés, le dio pasaporte riojano.

QUE TE VAYA BONITO OTARI, en mi dejaste huella.

Hace tiempo que tenía preparado este artículo sobre Otari, accedo a mi blog y observo que aún hay personas que se conectan. Tomo el lapiz de memoria donde lo tengo almacenado y en otro ordenador: hale hopp, Recuerdos y saludos para Otari y familia.

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