miércoles, 17 de febrero de 2010

Picardias y el artesano


- En esta vida he vivido las escenas suficientes como para que me escandalicen pocas cosas. He hablado con intelectuales, profesores universitarios, poetas, licenciados, barrenderos, albañiles, mozos, sindicalistas, políticos. funcionarios, indigentes y prepotentes; en muchos aspectos soy como un camaleón, enseguida me adapto al entorno. Me he desenvuelto hablando con cerrados valencianos, mono parlantes catalanes, extrovertidos vascos, franceses, ingleses y portugueses.
Pero ultimamente he oido frases pronunciadas por aspirantes a jovencitos que la primera vez pensé que eran frases fuera de contexto, pero ante la reiteración del dialogo en distintos días, llego a la conclusión que no es falta de formación, es falta de educación y del mínimo respeto de la generación hijo a la generación padres. El vocabulario es un arte por el que la persona se expresa y transmite sus sentimientos y por tanto no entiendo el lenguaje directo, sin importar mucho quien está presente, que excede con mucho el caca, pedo, culo y pis. Habrá quien lo admita, pero
a mi personalmente me acerca más a mi perro, que hablando otro idioma se expresa mejor.

- Tengo un plato de cerámica que, en una tirada de seis, encargué hace quince años a dos artesanos de un pueblo de Toledo. En aquellos años, como regalo de Navidad se apreciaba más una pequeña obra de arte, que un jamón. Son los tiempos que adelantan que es una barbaridad.

Me encanta.

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