viernes, 19 de febrero de 2010

El negociado y el cociente

.Tenemos problemas con el idioma nacional y encima aparecen inventores tratando de malear las palabras, dándolas un sentido ó acepción desde la seudo intelectualidad, cuando todo el mundo sabe que los idiomas los enriquecen virtuosos de la pluma y gente de la calle, llana.
. Oigo a aspirantes (porque aunque lleven años hablando siempre lanzan las mismas coletillas y cuando llevas escuchando más de 10 minutos en TV. quitas el sonido) a comentadores de deportes. Veo la regata de Valencia y me harto de oir cuando el catamarán va a girar "están negociando". Veo el gran premio de esquí y cuando los participantes tratan de evitar las balizas ó palos, los comentaristas lo denominan "negociar". Negocian las personas y entre personas, pero realmente no me veo negociando con la puerta de mi casa para que no me de bruces.
. Me viene a la memoria el gran vividor, escritor y periodista fallecido hace un par de años, FRANCISCO UMBRAL; a través de sus columnas las palabras que emitía a borbotones creaban escuela; escribía de todo y de todos. Este madrileño que empezó de chico para todo como botones de un banco, con catorce años, que fue tertuliano (apadrinado por Camilo José Cela) del café Gijón, partícipe de la movida madrileña. Como viviría la calle que escribió dos diccionarios: para pobres y cheli.
. Me vienen estos recuerdos al ver durante unos minutos, en un zapping salva publicidad, a la progre carca de alta cuna y de baja cama (como diría la gran cantante fallecida), con hermano con blasón que durante un gobierno dijo que era marginado en TV. por no ponerse corbata y a los pocos años aparece encorbatado sin que nadie se lo pida. Estos dos elementos se creen que crean escuela cuando hablan y que son como dirigentes sectarios con gran cantidad de seguidores. La fémina de la pareja que hace años protagonizó un rifirrafe con el mismísimo Umbral, al engañarle diciéndole que iban a su programa para hablar de su último libro y quiso meterle en un sainete de tertulia, realiza en lo últimos años las mismas labores de embrutecimiento que se realizaba con las corridas de toros en tiempos de Franco, vamos que son el opio de los parados; esta deteriorada de la realidad replica a un comentario de no se quien, que ha dicho "el coeficiente intelectual de ..........." con un enérgico "no se dice coeficiente se dice cociente...."; esta profesora bellota, que no sabe contar y cree que no se le nota, ignora que en este caso las dos palabras significan lo mismo, pero que es más propia la primera que con la que ella trata de rectificar. En algunas cadenas estos son los intelectuales. Así nos va..........

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