lunes, 2 de julio de 2012

NANERIAS



Busco en internet para documentarme sobre un asunto de moda y me encuentro con un blog desgarrador escrito sobre las vivencias de una periodista a la que le han diagnosticado un cancer en el 2008. Cuenta que está en la quinta sesión de quimioterapia y que los pinchazos ya no encuentran vena. Un relato tan crudo y descarnado contado como el que mantiene una conversación de nanerias.

Del judo trato de mantenerme al día y a la vez guardo muchos recuerdos y cual dos dientes de sierra, el pasado muy agradable, el reciente deprimente y el presente excelente porque he vuelto a mi antigua rutina y si voy a ver Judo, aunque sea hasta Santander ó Salamanca, quiero ver judo y no me importa estar las horas que sean necesarias mirando la competición y si encima tiro unas fotos que puedo guardar como comprobantes para la posteridad, pues mucho mejor.

Relacionado con el judo repaso unos documentos y llego a la conclusión:
1.- En ningún orden de esta vida se puede actuar como burbuja de pompero de jabón, porque más pronto que tarde esta te explota delante de las narices ó como dirían otros “la mentira tiene las patas muy cortas”.

2.- A lo largo de doce años de documentos gráficos sobre judo he terminado teniendo un archivo con abundantes datos que podrían ser asumidos por un notario. Por eso cuando repaso fichas, convocatorias y currículo no puedo más que sonreír ante la inventiva que algunos desarrollan, que hace que cualquier parecido con la realidad sea pura coincidencia.
La diferencia entre fichas y archivos reales, donde coinciden fechas y eventos a la perfección, con documentos inventados y rellenados para cumplir cualquier función, son tan diferentes como dos billetes, uno de curso legal y el otro con un valor de seis euros.

3.- Un par de fotos de Santander con el equipo del Gimnasio Zarza, donde en una simbiosis perfecta están el entrenador, los judocas y los-las fans. Van a competir y compiten. Me guardo para el archivo algunas que cuando las he visionado no he podido disimular la sonrisa.



Todo empezó con el jolgorio
Bajaron a la algarabía
El tono no llegaba a la sordina
Por fin perdiendo fuelle enmudecía



Leo de un escritor vallisoletano, amigo de las fiestas y de la movida madrileña, recientemente fallecido, unas reflexiones que me parecen muy acertadas.
Una persona que finge ser amiga ó que solo lo es para chupas y farras, resulta ser un lastre para el desarrollo personal y a veces el profesional. También decía: cuando el respeto que debe imperar en toda relación humana se pierde, lo mejor es cortar de raíz todo contacto.



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