lunes, 13 de septiembre de 2010

EMPEZAMOS BIEN

He asistido, por primera vez en esta temporada, a la sesión completa de entrenos. Me sorprende ver en pleno sobre el tatami a 42 judocas juntos y que bajo la batuta de Pedro Mari, que la abundancia la torea bien, creando grupos de tres con lo que compiten y ocupan plaza 28 personas, ó haciendo randoris alternando grupos menores de 17 años y mayores de 17 años.
Me alegra observar que me he equivocado en cuanto a que los judocas que consiguieron el cinturón negro iban a desaparecer, estaban practicamente todos.
Estaba la maestría, empezando por Pablo Guerra. Estaban los campeones negros, El judoca que obtuvo el segundo dam; Benito Somalo, con cierto sobrepeso pero centrado en lo que hace; Jorge Mallafré; Cipri, una cordial sorpresa; el hermano menor de Isidro junto a este; los Olivenza, padre e hijo ( por cierto, el padre esta ganado la batalla al peso ); los permanentes José Luis, Luis, José Manuel y Víctor. En resumen están todos los que esperamos ver.
Pero lo que me deja más satisfecho, porque en esto se cumplen mis previsiones sobre las chavalas. Diecisiete chicas de 42 presentes (40,5%) no está nada mal, y encima no han abandonado ninguna de las interesantes. Alba, Ana y Sandra, que han cambiado un poco en el sistema de entrenamiento. Lucía y las hermanas Judit y Helena. Las de mejor proyección María, Irene y Carmen. La niña de Baños. Las hermanas recien llegadas, etc.
Hay ambiente de judo.
Oigo al , todavía presidente de gobierno, dando clases de ciruelo y hablar de que los parados que asisten a los cursos que imparten los sindicatos, en realidad no están en el paro y que trabajan por España. Es lo que quisieran los interesados. Como se nos ríen los europeos y que pena trasladamos al oír las necedades de este tonto a jornada completa.
A este petimetre le daría clases de economía mi abuela materna, que falleció hace 40 años.
Una lección de economía de mi abuela. Era viuda desde muy joven y vivió sola una larga etapa de su tercera edad. Uno de sus hermanos le suministraba diariamente el pan y el mayor problema
que se le creaba era cuando le invitaban a comer ó cenar fuera de casa; volvía a casa y al observar la barra de pan intacta no sabía que hacer con ella; solución , hasta que no llegaba alguno de sus nietos, diariamente comía pan duro, porque no entendía que se pudiese consumir la barra del día teniendo una del día anterior. Llegabas a visitarla y se alegraba por dos motivos, por verte y porque te daba la barra reciente y liquidaba el problema.
¿Qué creen que haría Zapatero en un dilema semejante?. Está claro, comería la barra reciente y
si tuviese alguna visita, esta se quedaría sin pan porque la barra estaría dura como una piedra.

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