viernes, 9 de julio de 2010

RIFA Y KÁRATE


Me preguntan sobre el resultado de la rifa de los judogis y otro material deportivo de los boletos vendidos con motivo del Judokita pasado, visto que el presidente de la federación dijo delante del micro que me los proporcionaría y yo a mi vez los publicaría.
Siento comunicar que no tengo los números premiados por lo que me es imposible ponerlos en esta página. En el momento que me los proporcionen los publicaré, aunque sea con un mes de retraso, pero entiendan que soy ajeno a todo esto.
No pretendo disculpar a nadie, pero tienen que comprender que si el gimnasio se ha inundado, pienso que la documentación que se encontraba en las instalaciones no estará muy asequible.
Si no he dado los dichosos números es por causas ajenas a mi voluntad.
He llevado a mi hija a los entrenamientos que están siguiendo judocas del gimnasio Pedro Fernandez en el polideportivo San Millán, por causas mayores; son cuatro gatos (tres gatas: Alba, Ana e Irene, junto al entrenador Hector), el resto una decena se preparan para el examen del sábado (me imagino que será en el San Millán). Dos para segundo dan y el resto para cinturón negro; excepto a los dos primeros que practican hasta la extenuación, el resto parece que se presentan a un concurso de intelectuales, porque estudian, sacan chuletas, se preguntan, pero practicar (la mayoría no se han enterado que el acto reflejo es una consecuencia de un acto voluntario mil veces repetido) lo que se dice practicar, muy poco, Tendrá que ser así.
No es que haya subido mi nivel de exigencia, pero influye que en la mitad de la pista están desarrollando una concentración un equipo español de karatecas, parecen cadetes. Sobre dos tatamis se reparten una cuarentena de chavales, entre los que distingo a cuatro riojanos-as.Llama la atención el vocerío de los karatecas en comparación con el silencio de los judocas.
En uno de los tatamis ocho karatecas bajo la batuta de un profesor que enseña bajo el método, haz lo que me veas hacer, realizan movimientos como movidos por resortes, de una plasticidad que se me antoja excelente. Uniformes pulcros y planchados con el bajo del pantalón a veinte cms. del suelo (es curioso, pero el Sr. Kano los llevaba así y para demostrarlo tengo un montaje del citado junto con Manu Aguirre y Pedro Fernandez padre ). Me siento atraido y observo lo que están haciendo.
En un momento determinado los 32 karatecas del tatami grande se dividen en cuatro grupos y empiezan a competir entre ellos, bajo el arbitraje de los compañeros que en ese momento no pelean. Me parece ver que al final queda un campeón masculino y una fémina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario