jueves, 13 de octubre de 2011

¿A que juegan?

Aún me viene a la memoria la visita en la jornada de puertas abiertas del complejo deportivo San Millán- Adarraga . Analizando recuerdo, tendrá que ser así, que siempre que he visto cualquier equipo deportivo riojano, destacan por un montón de cosas pero su fuerte no es la uniformidad. Los riojanos venden el vino porque es un producto excepcional, pero no saben adornarlo. Venden el paño porque es oro, aunque el arca no es el más apropiado. Recuerdo el primer domingo que pernocté en Logroño, a mediados de los setenta, Once de la mañana, después del duro trabajo semanal a cara de perro, era auditor, con la corbata como prenda obligatoria, salgo del Hotel Murrieta con unos vaqueros que me he comprado en Canarias, fabricados en Alpargata de Brasil. Al grano, voy de esport modernete madrileño y cuando salgo hacia la Gran Vía intuyo que algo no va bien. Me encuentro con familias y matrimonios, todos de punta en blanco; los hombres con trajes horteras en su mayoría y las mujeres con sus perlas y sus abrigos de piel de zorro entre alguno de visón. Ante tal panorama me deprimo, me voy a comer a Laurel y me meto en el hotel. He llegado a la conclusión de que parecía que estaba viviendo la película calle Mayor con cerca de treinta años de retraso.
El riojano no tiene una idea demasiado corporativa del colectivo, solo así se entiende que no tenga problemas en admitir zonas de Navarra y Alava como Rioja otorgando prebendas a los mismos que le montar un hipermercado para vender la mayoría en Rioja, llevando para otros lares el pago de impuestos ó, admitiendo que los vinos alaveses dupliquen las canalizaciones de la distribución, ó que se llevan las empresas a los limites de Logroño, distrayendo  los ingresos y dejando los problemas y gastos.
El riojano cae bien porque es noble y abierto y yo, sin ser riojano me he sentido orgulloso cuando me han confundido con uno de ellos.
Pero entre las virtudes del riojano no destaca desde luego la vanguardia. Multitud de deportistas se dieron cita en el complejo deportivo convocados por las distintas Federaciones y la ocasión me brindó la comparación de los deportistas lugareños con los que madrileños. En algunas citas he visto a los madrileños uniformardos a la última, practicando los más variados deportes. He visto a los riojanos a los que había que preguntarles que deporte practicaban porque  la indumentaria entre ellos no era muy diferente. Había deportistas a los que no era necesario preguntarles: Judo, kárate, king boxing, esgrima  y algunas gimnastas; pero había otros,  atleta, voley  y baloncesto  que no se sabía a que jugaban.
El resumen es que los logotipos de todos los equipor son manifiestamente mejorables y me imagino la fecha en la que encargaron los membretes, una media de veinte años. Bajo la dirección de mi hija he diseñado logotipos de algunas federaciones y en un futuro se los ofreceré. No son baratos pero es hora de que los deportes riojanos entren en la modenidad.


Otra página del libro de judo. Equipo de futbol Los Tartessos en el que militaba. Tres judocas con ilusión

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